Quem assistiu - e se apaixonou - por Diários de Motocicleta, filme dirigido por Walter Salles, não vai se decepcionar com esta obra. Ainda que a imagem do Che guerrilheiro esteja gravada no imaginário comum, quem se apresenta aqui ainda é o Che sonhador - menino, aventureiro, desbravador.
Para aqueles que veem na figura do argentino um herói inquestionável, o livro é uma boa pedida para conhecer de onde veio a fagulha que acendeu em Ernesto Guevara a decisão de lutar por uma América Latina não mais submissa.
Por outro lado, aqueles que creem que Che é mais uma farsa, a obra também vai agradar. Afinal, aqui ainda não estamos diante da figura controvertida, polêmica, endeusada pelos esquerdistas e odiada pelos reacionários, da qual tão pouco sabemos de fato.
O formato do diário nos dá acesso limitado às informações da viagem. Nem tudo é claramente explicado ao leitor, que tem de se valer da própria capacidade interpretativa para preencher as lacunas que o relato deixa. É como se fosse um conjunto de fotos - retratos de momentos intensos. Quem monta o álbum e conecta as imagens é o leitor.
Independentemente do que se pensa sobre Che Guevara, a obra entra no conjunto de livros necessários para os brasileiros - afinal, nós, que nos dizemos latinos, nada sabemos sobre as paisagens, a história e a política dos nuestros hermanos. Este diário é um bom modo de começar.
TRECHOS:
No es este el relato de hazañas impresionantes, no es tampoco meramente un “relato un poco cínico”; no quiere serlo, por lo menos. Es un trozo de dos vidas tomadas en un momento en que cursaron juntas un determinado trecho, con identidad de aspiraciones y conjunción de ensueños.
***
Es que la adaptación al medio hace que en las familias pobres, el miembro de ellas incapacitado para ganarse el sustento se vea rodeado de una atmósfera de acritud apenas disimulada; en ese momento se deja de ser padre, madre o hermano, para convertirse en un factor negativo en la lucha por la vida y, como tal, objeto del rencor de la comunidad sana que le echará (en cara) su enfermedad, como si fuera un insulto personal a los (sanos) que deben mantenerlo. Allí, en estos últimos momentos de gente cuyo horizonte más lejano fue siempre el día de mañana, es donde se capta la profunda tragedia que encierra la vida del proletariado de todo el mundo; hay en esos ojos moribundos un sumiso pedido de disculpas y también, muchas veces, un desesperado pedido de consuelo que se pierde en el vacío, como se perderá pronto su cuerpo en la magnitud del misterio que nos rodea.
***
Allí nos hicimos amigos de un matrimonio de obreros chilenos que eran comunistas. A la luz de una vela con que nos alumbrábamos para cebar el mate y comer un pedazo de pan y queso, las facciones contraídas del obrero ponían una nota misteriosa y trágica, en su idioma sencillo y expresivo contaba de sus tres meses de cárcel, de la mujer hambrienta que lo seguía con ejemplar lealtad, de sus hijos, dejados en la casa de un piadoso vecino, de su infructuoso peregrinar en busca de trabajo, de los compañeros misteriosamente desaparecidos, de los que se cuenta que fueron fondeados en el mar. El matrimonio aterido en la noche del desierto, acurrucado uno contra el otro, era una viva representación del proletariado de cualquier parte del mundo. No tenía ni una mísera manta con que taparse, de modo que le dimos una de las nuestras y en la otra nos arropamos como pudimos Alberto y yo. Fue una de las veces en que he pasado más frío, pero también, en la que me sentí un poco más hermanado con esta, para mí, extraña, especie humana...
(...)
Dejando de lado el peligro que puede ser o no para la vida sana de una colectividad, «el gusano comunista», que había hecho eclosión en él, no era nada más que un natural anhelo de algo mejor, una protesta contra el hambre inveterada traducida en el amor a esa doctrina extraña cuya esencia no podría nunca comprender, pero cuya traducción: «pan para el pobre» eran palabras que estaban a su alcance, más aún, que llenaban su existencia.
***
(...) es una raza vencida la que nos mira pasar por las calles del pueblo. Sus miradas son mansas, casi temerosas y completamente indiferentes al mundo externo. Dan algunos la impresión de que viven porque eso es una costumbre que no se puede quitar de encima.
***
El día sábado 14 de junio de 1952, yo, fulano, exiguo, cumplí 24 años, vísperas del transcendental cuarto de siglo, bodas de plata con la vida, que no me ha tratado tan mal, después de todo.
***
(...) creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincionalismo exiguo, brindo por Perú y por toda América unida.
Para aqueles que veem na figura do argentino um herói inquestionável, o livro é uma boa pedida para conhecer de onde veio a fagulha que acendeu em Ernesto Guevara a decisão de lutar por uma América Latina não mais submissa.
La Poderosa, veículo da viagem |
Por outro lado, aqueles que creem que Che é mais uma farsa, a obra também vai agradar. Afinal, aqui ainda não estamos diante da figura controvertida, polêmica, endeusada pelos esquerdistas e odiada pelos reacionários, da qual tão pouco sabemos de fato.
O formato do diário nos dá acesso limitado às informações da viagem. Nem tudo é claramente explicado ao leitor, que tem de se valer da própria capacidade interpretativa para preencher as lacunas que o relato deixa. É como se fosse um conjunto de fotos - retratos de momentos intensos. Quem monta o álbum e conecta as imagens é o leitor.
Atravessando a Amazônia de balsa |
Independentemente do que se pensa sobre Che Guevara, a obra entra no conjunto de livros necessários para os brasileiros - afinal, nós, que nos dizemos latinos, nada sabemos sobre as paisagens, a história e a política dos nuestros hermanos. Este diário é um bom modo de começar.
TRECHOS:
No es este el relato de hazañas impresionantes, no es tampoco meramente un “relato un poco cínico”; no quiere serlo, por lo menos. Es un trozo de dos vidas tomadas en un momento en que cursaron juntas un determinado trecho, con identidad de aspiraciones y conjunción de ensueños.
***
Es que la adaptación al medio hace que en las familias pobres, el miembro de ellas incapacitado para ganarse el sustento se vea rodeado de una atmósfera de acritud apenas disimulada; en ese momento se deja de ser padre, madre o hermano, para convertirse en un factor negativo en la lucha por la vida y, como tal, objeto del rencor de la comunidad sana que le echará (en cara) su enfermedad, como si fuera un insulto personal a los (sanos) que deben mantenerlo. Allí, en estos últimos momentos de gente cuyo horizonte más lejano fue siempre el día de mañana, es donde se capta la profunda tragedia que encierra la vida del proletariado de todo el mundo; hay en esos ojos moribundos un sumiso pedido de disculpas y también, muchas veces, un desesperado pedido de consuelo que se pierde en el vacío, como se perderá pronto su cuerpo en la magnitud del misterio que nos rodea.
***
Allí nos hicimos amigos de un matrimonio de obreros chilenos que eran comunistas. A la luz de una vela con que nos alumbrábamos para cebar el mate y comer un pedazo de pan y queso, las facciones contraídas del obrero ponían una nota misteriosa y trágica, en su idioma sencillo y expresivo contaba de sus tres meses de cárcel, de la mujer hambrienta que lo seguía con ejemplar lealtad, de sus hijos, dejados en la casa de un piadoso vecino, de su infructuoso peregrinar en busca de trabajo, de los compañeros misteriosamente desaparecidos, de los que se cuenta que fueron fondeados en el mar. El matrimonio aterido en la noche del desierto, acurrucado uno contra el otro, era una viva representación del proletariado de cualquier parte del mundo. No tenía ni una mísera manta con que taparse, de modo que le dimos una de las nuestras y en la otra nos arropamos como pudimos Alberto y yo. Fue una de las veces en que he pasado más frío, pero también, en la que me sentí un poco más hermanado con esta, para mí, extraña, especie humana...
(...)
Dejando de lado el peligro que puede ser o no para la vida sana de una colectividad, «el gusano comunista», que había hecho eclosión en él, no era nada más que un natural anhelo de algo mejor, una protesta contra el hambre inveterada traducida en el amor a esa doctrina extraña cuya esencia no podría nunca comprender, pero cuya traducción: «pan para el pobre» eran palabras que estaban a su alcance, más aún, que llenaban su existencia.
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(...) es una raza vencida la que nos mira pasar por las calles del pueblo. Sus miradas son mansas, casi temerosas y completamente indiferentes al mundo externo. Dan algunos la impresión de que viven porque eso es una costumbre que no se puede quitar de encima.
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El día sábado 14 de junio de 1952, yo, fulano, exiguo, cumplí 24 años, vísperas del transcendental cuarto de siglo, bodas de plata con la vida, que no me ha tratado tan mal, después de todo.
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(...) creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincionalismo exiguo, brindo por Perú y por toda América unida.
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